Conversando con una caficultora
Por: Nilsa Ivette Torres Soto |
Como estudiante del curso de Historia de Puerto Rico, en la Universidad de Puerto Rico en Utuado, se me asignó la tarea de entrevistar un caficultor(a) de la isla que hubiese vivido el cambio del café de sombra a café de sol. Ya que la mayoría del tiempo se entrevistan varones sobre estos temas, decidí buscar una mujer que hubiese vivido esta época, y de esta manera tener una perspectiva femenina del cambio. Fue de esta manera como llegué a la casa de doña Nilda Esther Jiménez, vecina de Jareales, Utuado. Doña Nilda, junto a su nieto Alberto Méndez, me recibió muy amablemente en su torrefactora “Aromas del Campo”.
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Ya en la torrefactora y rodeados de un exquisito olor a café comenzó una interesante conversación de la cual les daré parte en este ensayo. Como introducción a la conversación me contó que se están celebrando los 275 años del café en Puerto Rico. En Puerto Rico se siembra café desde mucho antes que en países como Colombia, Venezuela y Méjico. “Fuimos de los primeros por la proximidad a Republica Dominicana. De Martinica paso a República Dominicana y de ahí a nuestra isla,” señaló mi entrevistada.
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Me contó doña Nilda que la idea de cambiar del café de sombra al café de sol surgió de experimentos hechos en la estación experimental. Esta idea fue impuesta a los caficultores mediante incentivos. Para darle estas ayudas económicas tenían que sembrar el café bajo el sol. Según ellos, el café de sol producía en mayor cantidad, claro que no informaron que esto disminuiría la calidad y el peso del café por taza. “Por esto lo que ganas por un lado lo pierdes por el otro,” añadió doña Nilda.
Durante la gobernación de Muñoz Marín se mandó a tumbar las fincas, y a cambio de esto daban 25 o 30 dólares y la gente se comprometía a criar animales en esas tierras en vez de sembrar. Esto hizo que disminuyeran las fincas y que las personas quisieran producir más café. “Desgraciadamente nos dejamos llevar por los ojos,” dijo doña Nilda con la mirada triste y me explicó como todos estos cambios hicieron que los caficultores que quedaron aceptaron cambiar del café de sombra al café de sol.
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El Departamento de Agricultura, luego de realizar los experimentos, incentivaron las cuerdas de café. Pero para incentivarlas tenían que seguir las instrucciones que ellos daban. Exigieron que se eliminara la sombra. Junto con estas exigencias se fueron perdiendo los conocimientos que se habían pasado de generación en generación. Los incentivos dados no eran en efectivo, si tumbabas dos cuerdas de terreno, el Departamento de Agricultura lo aprobaba y te daba abono y cierta cantidad de arboles de café para sembrarlos. Los caficultores comenzaron a ver los arboles cargados de café y como dijo Doña Nilda “se dejaron llevar por los ojos” y siguieron las instrucciones dadas al pie de la letra.
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Las consecuencias de todo esto la estamos viendo en la actualidad ya que hemos perdido la calidad por taza. Si esto no hubiera ocurrido ahora no tendrían que estar tratando de volver a sembrar típica y borbón (variedades de café arábigo) para tratar de volver a resurgir el nombre del café de Puerto Rico. En la actualidad hay personas de agricultura y Extensión Agrícola introduciéndose en fincas perdidas para sacar semillas de selección Puerto Rico. Las quieren para hacer pruebas de ADN y de esta manera saber de donde es el café, cual es la denominación y el origen del café.
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Entradas ya en la conversación, me comenzó a contar sobre las diferencias entre estos dos tipos de técnicas de cultivo. Me dijo que el café de sombra da mayor rendimiento debido a que no pasa por el estrés del calor. El que es cultivado al sol (al raso) pasa mucho estrés por el calor y necesita una mayor cantidad de agua y de nutrientes. El periodo de vida se reduce, al raso, casi a la mitad. Por ejemplo, un café sembrado al sol te puede durar siete años con una producción sólida, en cambio, una de café sembrado a la sombra te puede durar de diez a doce años. Debido a que el café es natural de bosques, se produce mejor en la sombra.
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“Poniéndolo al raso y aumentando los nutrientes se puede aumentar la producción por cuerda, pero a la misma vez la calidad disminuye,” continuó diciendo doña Nilda. “El café de Puerto Rico era todo sembrado en sombra, la selección Puerto Rico, el borbón, mundo nuevo… etc. Ahora para sembrar al raso se utilizan las variedades semi enanas como caturra, frontón, limani… etc. Estos árboles no crecen más de seis pies, son árboles precoces que ya a los tres años están produciendo café. Al empezar a producir tan rápido el tiempo de vida del árbol es menor. La ventaja de esto es que vas a tener producción más rápida y por lo tanto le vas a sacar dinero más rápido, pero el rendimiento es muy bajo. En cambio, los sembrados en la sombra se tardan en producir, producen poco pero el rendimiento es mayor. Estos producen café de calidad, con peso y con densidad.”
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Como me indicara mi entrevistada, el café a la sombra no sufre como el café al sol. El café al sol tiene las varillas llenas pero ya para julio el café se comienza a poner negro, “cariquemao”. Da un grano pequeño, el cual no se ve ni fuerte ni saludable. Cuando le pregunté a doña Nilda si el café al sol era igual que el de sombra ella contestó: “No es lo mismo. Todo esto influye en el sabor del café.”
Hablando de la época antes del cambio de café de sombra a café de sol, doña Nilda me contó como sembraban y como preparaban el abono antes de todo este cambio. Hacían un hoyo grande en la tierra, ahí echaban la cáscara del café, hojas de guineo, varillas de tabaco y excremento de animales y de esto se hacia la composta. Este abono es orgánico, no tiene ningún tipo de químico y por eso no le hace ningún daño al café. Al aplicar abono orgánico se mantiene un balance de nutrientes entre el suelo y la planta. En la actualidad se ha perdido este balance por los químicos que se utilizan. El café se sembraba por calles, cada dos árboles se les hacia una terraza (zanja en la tierra) así, cuando llovía todo lo que el agua arrastraba se quedaba en la terraza y esto mismo servía de abono. Entonces los arboles estaban siempre fuertes y “rejuvenecidos”.
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Entre una y otra cosa doña Nilda me contó que cuando llegó la industrialización el gobierno redujo la zona cafetalera y los incentivos eran sólo para el centro de la isla. Anterior a esto el café se sembraba en toda la isla, incluyendo la costa. El 90% de las fincas del país eran de café, éste era el principal producto agrícola. “El café que se tomaba antes en el Vaticano era de Puerto Rico,” señaló. “Con la guerra hispanoamericana perdimos el mercado de Europa. Luego con el huracán San Felipe se perdieron gran parte de las fincas de café. Ese mismo año se crea el arancel que es la confección del precio del café de Puerto Rico. El arancel es lo que protege el café de Puerto Rico a nivel mundial, por esto el café de Puerto Rico es más caro. Ya que el café de aquí no entra en el mercado de valores de Wall Street,” terminó diciendo.
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Le preguntó a doña Nilda que sabía sobre la roya del café y esto fue lo que me contó: “La roya del café es una enfermedad que le da a la hoja. Se detecta al producirse una capa amarilla en la parte posterior de la hoja. Esto deteriora la hoja por lo cual no hay fotosíntesis y al no haber fotosíntesis se detiene la producción de alimento. A nivel mundial hay sobre 25 tipos de roya, todos con una intensidad característica. Para controlar la roya entran el frontón y el limani, que son catimores – cruce con el hibrido de catimol (cruce natural entre un árbol de café robusta y uno de café arábigo). Éste árbol es resistente a la roya. Lo introdujeron a principio de los noventa, pero como no le hicieron todos los estudios pertinentes comenzaron a bajar a gran velocidad los rendimientos ya que la semilla tenía un grano bueno, pero el otro era vano (estaba vacío). Los retiraron de los cafetales y volvieron a introducirlos seis años después bajo el nombre que los conocemos actualmente (frontón y limani). Estos nombres se le pusieron para evitar el rechazo de los agricultores por la pasada experiencia con el catimol. Estas variedades son muy eficaces en el control de la roya pero disminuye la calidad en taza del café.
Para cerrar nuestra entrevista, le pregunté a doña Nilda que técnica para sembrar café ella prefería. Esto fue lo que me dijo: “Yo prefiero sembrar bajo la sombra. El grano de café es más grande y cuando lo tuestas sabes que te va a dar un buen café. Y definitivamente tiene mejor aroma y mejor sabor.”
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Continuar
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